Corrupción e Integridad
Para muchas mujeres y hombres de negocios actuar con integridad en el ejercicio de sus actividades profesionales es una forma natural de comportamiento. Para otros no es tan así. Pero para todos cuentan las progresivas exigencias de comprobar de manera tangible y verificable que las empresas actúan de acuerdo con principios expresos de integridad y transparencia, documentados en un Programa de Integridad eventualmente complementado por un Código de Ética y de Conducta Profesional.
Numerosas leyes en el mundo entero, como el FCPA (Foreign Corrupt Practices Act) de Estados Unidos de América, el UK Bribery Act del Reino Unido y la Lei Anticorrupção ó Lei da Empresa Limpa de Brasil instituyeron la responsabilización objetiva administrativa y civil de las personas jurídicas por la práctica de actos lesivos que sean cometidos en su interés o beneficio, contra la administración pública, nacional o extranjera.
La aprobación de tales leyes despertó gran interés y atención sobre el tema del combate a la corrupción y viene motivando intensas discusiones en el sector empresarial mundial, sobre todo dada la preocupación de las empresas sobre la posibilidad de recibir sanciones severas en el ámbito de un proceso administrativo de responsabilización. Además de su carácter punitivo, las referidas Leyes también atribuyen especial relevancia a las medidas anticorrupción adoptadas por las empresas, que pueden ser reconocidas como factor atenuante en un eventual proceso de responsabilización.
El conjunto de esas medidas en las empresas constituye su Programa de Integridad, que debe incluir directrices orientadas a construir y/ó perfeccionar políticas e instrumentos destinados a la prevención, detección y remediación de actos lesivos a los Clientes, y muy especialmente a la administración pública, tales como soborno de agentes públicos y privados nacionales ó extranjeros, fraude en procesos licitatorios y de compras en general ó dificultar las actividades de investigación o fiscalización de órganos, entidades o agentes públicos.
Sin embargo, para recibir los beneficios de “goodwill” del mercado, y para cumplir con las cada vez más frecuentes exigencias de los potenciales Clientes, no solamente del Sector Público, es necesario que las empresas proveedoras de bienes y servicios implementen en sus organizaciones verdaderos Programas de Integridad con procesos y procedimientos obligatorios y adherentes a las Leyes Anticorrupción, y generalmente integrados por los cinco pilares siguientes para su desarrollo, implementación y sustentación:
• Compromiso y apoyo de la Alta Dirección;
• Comité de Conformidad e Integridad;
• Análisis de Perfil y Riesgos;
• Estructuración de las Reglas; e
• Instrumentos y Estrategias de Monitoreo Continuo.
La corrupción es un mal que afecta a todos. Gobiernos, ciudadanos y empresas sufren diariamente sus efectos. Además de desviar recursos que de otra forma estarían disponibles para una mejor ejecución de políticas públicas, la corrupción es también responsable por distorsiones que impactan directamente la actividad empresarial, debido a la competencia desleal, precios super-facturados u oportunidades restringidas de negocio. Combatirla, por lo tanto, depende del esfuerzo conjunto y continuo de todos, inclusive de las empresas, que tienen un papel extremadamente importante en ese contexto.
La adopción de Códigos de Ética y Conducta Profesional y la implementación y sustentación continua de un Programa de Integridad garante que tanto las organizaciones como los Profesionales que las integran obligatoriamente actúen en el mercado con integridad y transparencia, dejando evidencias verificables. Inevitablemente el reconocimiento del mercado impactará positivamente el valor de las empresas que adopten esas políticas, además de simplificar sistemáticamente los procesos de relacionamiento con el mercado y de minimizar los riesgos de exposición ante potenciales actos de corrupción y/ó conducta ilícita.
Socio y Director General de Quanam en Brasil
Analista de Sistemas
Diploma MBA en Harvard (USA) y Ashridge (UK)