En busca del tiempo real

La aparición reciente de dos artículos en la prensa capitalina despertó en mi la asociación con hechos ocurridos hace más de treinta años. En El Observador (2020) se publicó el siguiente gráfico:

La asociación fue con este otro gráfico, que está publicado en Ganón (2019) y que es representativo de los que se producían en el marco del Sistema de Información Ejecutivo (SIE) URUCIB, implementado en la Presidencia de la República a mediados de los años 80 y principios de los 90 del pasado siglo.

Más allá de posibles diferencias, por su origen en el tiempo y la tecnología con la que fueron producidos, los dos gráficos tienen notables coincidencias. Para empezar, ambos son gráficos de líneas. Se elige una variable y se observa su desarrollo en el tiempo. Son la expresión gráfica de lo que se denomina una serie de tiempo. Pero lo más interesante es que ambas series se obtienen a partir de datos diarios.

Para los SIE, la manera en que se realizan las mediciones de cualquier variable interviniente es una cuestión crucial. En los sistemas estadísticos que se utilizan usualmente y que son heredados de gobierno a gobierno, las mediciones se hacen, en un altísimo porcentaje, sobre la base de períodos fijos: cada mes, trimestre o año. Es una cuestión central en la tesis de los SIE, que las variables se midan continuamente. Por esa razón, URUCIB propuso e implementó que las mismas se obtuvieran diariamente.

Aunque un día es en sí mismo un período fijo, éste es lo suficientemente breve como para generar series de tiempo que se aproximan a un continuo. Esto es tiempo real efectivo. Para un ejecutivo de alto nivel en organizaciones complejas, sean una empresa o el gobierno de una nación, saber hoy lo que pasó ayer es tener información en tiempo real.

En 1986 no había una red de datos, no existía internet, y los computadores eran artefactos prehistóricos cuando los comparamos con una tableta o un teléfono digital de hoy en día. Pero con URUCIB tuvimos igualmente la tecnología para implantar en el gobierno un sistema de control en tiempo real, donde se podían elaborar estadísticas significativas, que anulaban el retraso de la captura y el análisis de los datos en los sistemas heredados de información, mejorándolos en la medida de lo posible, acortando el tiempo de su entrada en vigencia y las respuestas de cambio proyectadas frente a la información de lo que había sucedido.

En su contribución más formal al proyecto URUCIB, el cibernético inglés Stafford Beer (1989) escribía: “Los críticos frecuentemente argumentan que un gobierno no necesita una información de tanta rapidez y que, si se llegara a tener tal cosa, se sobre-reaccionaría. La primera crítica es básicamente una afirmación estereotipada. ´Todo el mundo sabe´ que tal información instantánea no se necesita ya que nadie la tiene ni pueden imaginarse cómo obtenerla, digamos oficial y burocráticamente. Por otro lado, todo el mundo sabe (sin comillas) que un gobierno es realmente conducido, como frente a una tormenta, por la información instantánea que transmiten los medios de comunicación de masa y que los mismos medios frecuentemente generan. Todo esto es caótico”.

Olvidándonos de los críticos, nos preguntamos: ¿cuál es la verdadera razón para el manejo en tiempo real? Consideremos un período mensual. Los administradores se ponen orgullosos si tienen las cifras del mes pasado, el segundo martes de este mes. O si reciben las cifras del PBI del mes de enero a fines de mayo. Eso es ya demasiado tarde para hacer algo, excepto saber algo. Esto es manejar un país mientras miramos por el espejo retrovisor. Aprendemos de nuestros errores; y llorando sobre la leche derramada tratamos de evitar esos errores en el futuro. Aprendemos de nuestros éxitos también, y nos tomamos la leche. Pero “la vida continúa” y nada puede hacerse realmente. Sin embargo, si hoy día operásemos sobre las cifras de ayer (lo que se aproxima a hoy día y se acerca a tiempo real), la situación sería muy distinta.

Cuando se desencadena una crisis, como sucedió ahora en todo el mundo con la pandemia del COVID-19, es cuando se evidencia aún más la importancia de contar con información en tiempo real. Permítaseme evocar dos crisis del pasado, en las cuales se puso de relieve el valor de contar con un sistema como URUCIB.

El primero de esos episodios lo constituyó la sequía de 1988/89 que fue una de las peores que soportó el Uruguay en los últimos treinta años. En aquella instancia, el Comité de Crisis del Poder Ejecutivo podía acompañar diariamente los valores de numerosas series de tiempo que estaban en el sistema, en particular el nivel de generación de las centrales hidráulicas, las curvas de generación y demanda de la energía eléctrica, la cantidad de cabezas de vacunos faenadas en los frigoríficos, y sobre todo, la entrada de leche diaria a las plantas de procesamiento de CONAPROLE. Todo esto, así como información de otras fuentes, contribuyó a tener en todo momento una buena idea del fenómeno climático y poder determinar sin ambigüedades el fin del mismo (Ganón 2019).

El segundo episodio ocurrió cuando se desencadenó la Guerra del Golfo Pérsico, también llamada Operación Tormenta del Desierto, a principios de agosto de 1990. Es de destacar que en aquella época ANCAP ya tenía un centro de administración en tiempo real para sus operaciones de la refinería. En base a la información que figuraba en URUCIB, se podían conocer los stocks de petróleo crudo y de productos terminados de ANCAP, así como el petróleo que ya se había comprado y estaba en viaje hacia nuestro país en el medio del océano (crudo a flote). En base a esa información se supo enseguida que ANCAP disponía de 60 días de stock de petróleo crudo y un barco en camino, por lo cual el gobierno no tuvo que salir a comprar petróleo crudo en forma inmediata, a los altos precios subsecuentes a la declaración del conflicto.

Es por esto que las publicaciones de la semana pasada en Búsqueda y El Observador despertaron en mí las asociaciones que mencioné al comienzo. El artículo de El Observador comienza diciendo:
Todas las mañanas el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Isaac Alfie, recibe en su oficina la cantidad de combustible vendido el día anterior. Con ese indicador es que el jerarca de gobierno le toma el pulso a la economía y analiza el nivel de reactivación. El “pozo”, como lo denominó el jerarca, fue entre finales de marzo y principios de abril y desde ahí comenzó a crecer”.
Por su parte, entrevistado por el semanario Búsqueda, el director de la OPP manifestó que “la misma tendencia se ve con el consumo de energía eléctrica; la caída llegó a ser 9% y ahora fue menos”.
El periodista pregunta: “¿No son indicadores muy parciales para asegurar que la economía ya empezó a rebotar?”
El director de la OPP responde: “No son tan parciales. Basta con mirar la elasticidad PBI-combustibles para tomarle el pulso a la economía”.

Por todo lo dicho, bienvenido sea el gobierno en tiempo real. Si podemos hacerlo en lugar de simplemente lamentar el pasado y aprender de los errores, detectando inestabilidades incipientes, hagámoslo. Si el problema no ha ocurrido todavía y tenemos aviso anticipado, tal vez podamos evitar que el problema ocurra. Si hemos detectado una inestabilidad incipiente, no se debería tener que esperar hasta el informe final del mes o del trimestre, para informarla y actuar en consecuencia. La información acerca de los cambios debe aparecer lo antes posible. Recordemos que, a los efectos de un gobierno, tiempo real significa saber hoy lo que sucedió ayer.

Ing. Víctor Ganón
Socio fundador de Quanam

BIBLIOGRAFÍA

Así evolucionó el dato que mira el gobierno para medirle el pulso diario a la economía. Diario El Observador, Montevideo 4 de junio 2020, p 6.
Beer, S (1989) National government: disseminated regulation in real time, or “How to run a country”. En Espejo, R and Harnden, R (ed) The Viable System Model: Interpretations and Applications of Stafford Beer´s VSM, John Wiley & Sons Ltd, pp 333-360

Ganón, V (2019) No hay gato: URUCIB y la transformación del Estado. Montevideo, Uruguay
Lema D y Grau I (2020) Alfie cuestiona la herencia frentista. Semanario Búsqueda, Año XLVIII, Nº 2073, Montevideo 28 de mayo al 3 de junio 2020, p 48.


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