Planes de contingencia fragmentados, riesgos amplificados: 5 desafíos clave en los servicios públicos de EE.UU. y cómo anticiparlos
En un entorno cada vez más exigente, con regulaciones estrictas, eventos climáticos extremos y una dependencia crítica de la infraestructura digital, los servicios públicos enfrentan el enorme reto de garantizar la continuidad operativa frente a cualquier incidente.
Sin embargo, muchas organizaciones aún no cuentan con planes de contingencia integrales y actualizados, lo que genera vulnerabilidades operativas, técnicas y reputacionales que deben abordarse de forma urgente.
1) Ausencia de un plan de continuidad documentado y probado
Muchos servicios públicos aún operan con planes fragmentarios o desactualizados que no contemplan los escenarios actuales más probables: ataques cibernéticos, fallos de red, interrupciones de proveedores críticos o eventos climáticos extremos.
“Un plan de contingencia que no se testea regularmente es casi tan riesgoso como no tener uno”, señala una directriz de Microsoft sobre continuidad operativa. Microsoft exige que todos sus planes de continuidad empresarial y recuperación ante desastres se prueben, revisen y actualicen al menos cada 12 meses.
2) Infraestructura dependiente de puntos únicos de falla
La consolidación excesiva de servicios en ciertos centros de datos o infraestructuras sin redundancia adecuada deja a muchas organizaciones expuestas. Un corte de energía, un incendio o una falla en un proveedor de nube pueden tener efectos en cascada. La falta de escenarios de failover definidos incrementa el riesgo de interrupciones prolongadas.
3) Falta de interoperabilidad entre sistemas críticos
Los servicios públicos suelen contar con una combinación de sistemas heredados y soluciones modernas en la nube. Pero muchas veces, estos sistemas no están integrados de manera efectiva, dificultando una recuperación rápida y coordinada. “En medio de una contingencia, cada minuto cuenta. Si los sistemas no hablan entre sí, la recuperación se vuelve caótica”, advierte Heather Adkins, vicepresidenta de Ingeniería de Seguridad en Google.
4) Escasa visibilidad y monitoreo de infraestructura
Contar con una vista unificada y en tiempo real del estado de la infraestructura es clave para actuar con rapidez. No obstante, muchos servicios públicos siguen operando con tableros parciales que impiden una detección temprana de incidentes. La implementación de plataformas de monitoreo integradas y alertas inteligentes es esencial para anticipar fallos antes de que impacten el servicio.
5) Cultura organizacional poco orientada a la resiliencia
Finalmente, uno de los principales desafíos es cultural. En muchos servicios públicos, la continuidad operativa sigue siendo vista como un tema exclusivamente técnico, en lugar de una responsabilidad estratégica transversal.
La falta de entrenamientos regulares, simulacros y protocolos claros implica que, ante una contingencia real, los equipos no respondan con la rapidez y coordinación necesaria.
Hacia una infraestructura preparada
Superar estos desafíos requiere un enfoque integral que combine tecnología, procesos y cultura. Organizaciones como la Federal Energy Regulatory Commission (FERC) y el National Institute of Standards and Technology (NIST) subrayan la importancia de contar con planes de continuidad formalizados, testeados y auditables como parte esencial de la operación en servicios públicos.
El camino hacia la resiliencia no es inmediato, pero cada paso fortalece la capacidad institucional, protege el servicio y garantiza la confianza de los usuarios.
Las normas de confiabilidad para el sistema eléctrico (aprobadas por FERC) pueden exigir que los servicios públicos tengan planes de respaldo, estrategias de recuperación y continuidad operativa ante fallas críticas o disturbios del sistema.
La incorporación de estándares de comunicación y prácticas uniformes —como los estándares WEQ de NAESB— ayuda a que las diferentes partes del sistema eléctrico puedan interoperar de forma más coherente durante contingencias.
El cumplimiento regulatorio es un incentivo práctico para mantener planes de contingencia actualizados.
Referencia FERC – Requisitos regulatorios y resiliencia operativa
La Federal Energy Regulatory Commission (FERC) establece y supervisa los estándares de confiabilidad para el sistema eléctrico mayorista de los Estados Unidos. Estos estándares, desarrollados junto con la North American Electric Reliability Corporation (NERC), obligan a los servicios públicos a demostrar que cuentan con procedimientos formales de continuidad operativa y respuesta ante contingencias.
FERC exige que los operadores del sistema implementen medidas que garanticen la recuperación rápida del servicio y la protección de infraestructuras críticas frente a incidentes técnicos, ciberataques o eventos naturales.
(Fuente: Federal Energy Regulatory Commission – “Standards for Business Practices and Communication Protocols for Public Utilities”, Federal Register, febrero 2025.)
Referencia NIST – Guías técnicas para continuidad y ciberresiliencia
El National Institute of Standards and Technology (NIST) proporciona las guías técnicas más reconocidas a nivel internacional para el diseño de planes de continuidad y sistemas ciberresilientes.
Su publicación NIST SP 800-34 Rev. 1 establece un enfoque estructurado que incluye análisis de impacto, estrategias de recuperación, pruebas periódicas y capacitación del personal como pilares de la resiliencia operativa.
Por su parte, el NIST SP 800-160 Vol. 2 Rev. 1 propone principios de diseño que permiten a las organizaciones anticipar, resistir y recuperarse de interrupciones o ciberataques, destacando que la resiliencia no debe ser un agregado posterior, sino un componente central desde la arquitectura del sistema.
En conjunto, las guías del NIST demuestran que la continuidad de negocio y la seguridad no son objetivos separados, sino dos dimensiones de una misma estrategia de supervivencia organizacional.