Emprendurismo, innovación y evolución económica: su aplicación a los servicios profesionales
No vivimos en una época de cambios, vivimos en un cambio de épocas
Cr. Enrique Iglesias
Joseph Alois Schumpeter, ciudadano del Imperio Austro-Húngaro, nació en Moravia en 1883. Fue ministro de Finanzas en Austria (1919-1920) y profesor de la Universidad de Harvard desde 1932 hasta su muerte, en el año 1950.
Larry Summers, asesor económico en jefe de Barack Obama, sostiene que Schumpeter puede llegar a ser el economista más importante del siglo XXI y a su vez, el semanario The Economist denominó ‘Schumpeter’ a su sección sobre temas de innovación.
Según Shumpeter, quién ha sido un referente que nos ha marcado en nuestras decisiones empresariales, son los emprendedores quienes crean nuevas empresas a través de su fuerza de voluntad e imaginación. Al hacerlo, son responsables de la evolución más benigna en la historia humana: la distribución de la riqueza masiva y el acceso a una mejor calidad de vida para las grandes masas de población. En efecto, Schumpeter sostiene que al innovar el emprendedor crea bienes y servicios en forma más eficiente, lo cual posibilita la baja de precios y da lugar a que más personas puedan acceder a dichos bienes o servicios. Según Schumpeter la innovación está en el corazón del progreso económico, la cual brinda a los nuevos negocios la oportunidad de reemplazar a los antiguos, pero también los condena a fracasar, a menos que puedan seguir innovando.
En su “Theorie der wirtschaftlichen Entwicklung” (‘Teoría del desarrollo económico’) elaborada en 1911, presenta su concepción cíclica e irregular del desarrollo capitalista e identifica el rol central del emprendedor: transferir los recursos a las áreas donde puedan ser utilizados de manera más productiva, sin importar cuán doloroso sea destruir algo que actualmente funciona por algo innovador que se supone funcionará mejor a largo plazo.
Hoy día, sabemos que hay una alta correlación entre los ciclos económicos y los ciclos de innovación. Su teoría del «espíritu emprendedor» (Unternehmergeist) crea innovaciones técnicas y financieras en un medio competitivo en el que debe asumir continuos riesgos y recibir beneficios que no siempre se mantienen en el tiempo. Todos estos elementos intervienen en el crecimiento irregular de la economía actual.
En su más célebre frase comparó el capitalismo a un “vendaval perenne de destrucción creativa“. Desarrolló este concepto para describir la capacidad transformadora del emprendedor; un individuo “capaz de sistematizar ideas e implementarlas”, que a su vez tiene que:
- poseer la destreza de ver al mundo con ojos diferentes.
- Ser capaz de poder transformar ideas en negocios sobrepasando las dificultades de los cambios.
- Saber tolerar las presiones inherentes a los paradigmas vigentes en su contexto socio-económico y tecnológico.
Además, es quien se encarga de reestructurar constantemente la empresa con el fin de lograr un mejor rendimiento en el Mercado, poder hacer frente a la competencia y mantener el liderazgo en la industria. Según Schumpeter, “el proceso de Destrucción Creadora es el hecho esencial del capitalismo”, el cual tiene como principal protagonista al emprendedor innovador.
Los conceptos vertidos se aplican a los servicios profesionales. Para lograr un mejor rendimiento, hacer frente a la competencia y mantener el liderazgo, es necesario continuamente introducir mejoras en los procesos y metodologías que se emplean, e innovar de modo que permita lograr mayores resultados con menor esfuerzo y/o tiempo. La tecnología informática ha tenido y tendrá un rol fundamental en los cambios en los servicios profesionales.
• Contadores: los sistemas ERP, la facturación electrónica, transversalidad informativa entre las organizaciones;
• Abogados: big data y computación cognitiva;
• Agrónomos: sistemas móviles, drones y reconocimiento de imágenes, computación cognitiva;
• Veterinarios: sistemas móviles, IoT y modelos de predicción;
• Ingenieros: energías renovables, smart grid, IoT, robótica, automatización, sistemas autónomos y sistemas 3D de representación de proyectos y su gestión;
• Arquitectos: domótica, arquitectura ecológica y sistemas 3D de representación de proyectos y su gestión;
• Médicos: IoT, digitalización total y robótica.
Una reflexión final: si la facturación electrónica continúa avanzando, la administración tributaria podría gestionar las cuentas a cobrar y a pagar de toda la economía. A su vez, si se sigue expandiendo la inclusión financiera, las instituciones financieras conocerán todo lo que se pagó o cobró. Si se unen ambos sub-sistemas tendríamos una parte importantísima de la contabilidad de las empresas y de toda la economía. Sería casi, para decirlo gráficamente, “un Uber contable”. Su efecto sobre la privacidad y confidencialidad por un lado, y sobre la transparencia por otro, me resultan difíciles de evaluar.
Alfredo Halm
Socio Fundador de Quanam
Contador Público, Licenciado en Administración/ Ingeniero de Sistemas en Computación.
Ex catedrático de Sistemas Computacionales de la Facultad de Ciencias Económicas de la Udelar
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